domingo, 9 de mayo de 2010

10 minutos

No te asustes, sabes quién soy y sígueme… No mires para todas partes como si alguien te estuviera hablando cerca, jamás me verás. No cierres los ojos porqué no soy producto de tu imaginación. Primero, cállate y no preguntes nada. Escucha mi voz. Segundo, date vuelta, vas en sentido contrario. Y sí quieres ponte los audífonos, me escucharás. Sácate las manos de los bolsillos sí te tropiezas no tendrás la habilidad suficiente para detenerte y sostenerte en las manos, te conozco. Tercero, no le pongas atención a cuanta gente pase por tu lado. La gente es un relleno en tu vida y en tu espacio, al final morirás. ¿Será que toda esa gente te acompañará?. Cuarto, no me blanquees los ojos y camina derecho, te encorvas. Córtate las uñas, súbete los pantalones no te hagas el inteligente conmigo porqué no funcionará. Quinto, no tartamudees tan seguido te hace ver poco sofisticado y muy ridículo. Deberías grabarte una y otra vez hasta que aprendas a hablar. Si no lo logras jamás podrás conseguir lo que estás anhelando. Quinto, Sigue por la avenida Cruza el parque Ignora al hippie de las manillas, más bien regálale un cigarro Camina rápido, se te hace tarde. Tienes tristezas repetidas como sonrisas fingidas. No llores pronto llegarás el camino no es largo. Sexto, más que ser el sexto paso es una recomendación; déjate hablar cerca al silencio que otorgas al enmudecer la esperanza, eso no se hace, es pecado. Séptimo, dile a tus sombras que te dejen de seguir y de atraer como sí fueras un imán, aprende a ser individual….o ¿dónde está la cicatriz de separación siamesa? Octavo, resuelve el acertijo: A qué sabe la luna cuando da a la luz sobre el mortecino intenso del sol? Noveno, no abandones el camino. Décimo, porque acabaste de llegar, voltea a mirar, acá estoy. Para ti. - A la vida, al bien, a la nada y a mi todo.

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