domingo, 9 de mayo de 2010
El Ausente.
Mira la hora que es y él no despierta, cada sonido de las manecillas del reloj me perturban, son como un cuarteto de violines acosadores. Cada vez que siento pasos cercanos hacía la habitación me destello y puedo observar con el rabillo del ojo como se eriza cada vello de mi brazo… Su corazón está calmado y silencioso, y está tan adormecido que no escucha el latir de mi corazón…siento que suena tan fuerte que en cualquier momento se hará eco y el diagrama que tatúa la aguja en el electro hará un ritmo in- bailable con el abrumador sonido que genero…no quisiera estar en tu posición, pero preferiría estar tranquila con mi cerebro desconectado…que tener todo mi cuerpo conectado a diferentes tomas..y toda la corriente que recibo son más potentes más y más y no me calmo. Es el orden del silencio es la paga de la espera, la incertidumbre me carcome y la asimilo al cáncer que le da a la gente, se dispersa y se riega por mi cabeza se concentra en mi sien aún así se divide en mis ojos…y ¡no! Mi cabeza va a estallar por culpa de mis ojos! Tan fácil que es reclamar clama cuando estás sentado en un trasero ajeno… ¿Qué piensas?, sé que estás en blanco, pero tu mente me pertenece en este momento y no puedo caminar con los pies al revés. Me dijiste que te diera la mano y me ataste las dos y no puedo moverme con mis codos porqué sólo me sirven de apoyo para pedirle al cielo que este eterno momento pase, para pedirle que no te bote las escaleras y subas, quédate a mi lado. Abre los ojos y vámonos, es más bello burlarte de la eterna e hipócrita mentira de que no morirás…porqué así estés fértil de orgullo, me vas a llevar.
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